Elogio de la azotaina by Jacques Serguine

Elogio de la azotaina by Jacques Serguine

autor:Jacques Serguine [Serguine, Jacques]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 1973-01-01T05:00:00+00:00


CAPÍTULO II

Cuándo

Todo el mundo estará de acuerdo en que, en cuestión de azotainas, es materia importante saber en qué momentos y con qué periodicidad conviene darlas.

Pienso también que los ejemplos que yo mismo he proporcionado, y de los cuales se podrían extraer algunos indicios o leyes, no son buenos. He hablado de algunas azotainas administradas a Michéle, y de una en particular que pude o habría podido administrar a mi mujer. Pero yo me preocupaba sobre todo de escribir mi propia historia de la azotaina: quiero decir, cómo he llegado a concebir la idea y a hacer este elogio. De tal modo que, aunque mis ejemplos fuesen buenos, lo serían sólo para mi, o casi sólo para mi, ya que a otros ejemplos, otras leyes: estoy hablando de modalidades, no de lo esencial. Y debo precisar por qué no lo son para mí.

Yo pegaba a Michéle en momentos de crispación o de crisis. Por otra parte, he contado ya que golpeaba a mi mujer en una circunstancia en que, de todos modos, y sean cuales fuesen los otros elementos, los otros componentes de lo que nos une, ella me cansaba y me exasperaba. Ahora bien, la mayor parte de las constantes que se pueden observar en el ondulante haz de aquello que une, pero que puede también separar, a un hombre y una mujer, se oponen precisamente a que sea en tales momentos, o en tales circunstancias, cuando se haga uso de la azotaina: entonces ese uso será peligroso, casi con seguridad nocivo, en lugar de bienhechor. Pero ¿por qué?

Podría decirlo en dos palabras, por desgracia una vez más de aspecto un tanto demasiado médico. Diría que la azotaina debe ser preventiva, y no curativa. Espero que se me entienda. Quiero decir que si cura es antes, siempre antes de esos momentos y esas circunstancias, y a lo largo del tiempo, que, en este caso, no es sino la duración del amor. Y no puede ser después, es decir, exactamente en el instante en que una divergencia, una ofensa, un accidente o una discusión la harían considerar, de manera inminente y urgente, como un remedio. La azotaina no lo es. Lo digo, lo repito, no es sino un gesto de amor. Como los otros, puede ser alterado, degradado, se puede corromper su uso, profanar su sentido. Si existe en nuestra lengua una expresión que en mí haya tenido siempre un efecto singularmente vomitivo es precisamente esa, con todo lo que sugiere, de reconciliación entre las sábanas. He cometido en mi vida muchas tonterías, y sin duda también incorrecciones. Deseo no haber caído nunca tan bajo, y esa es la palabra una vez más, para hacer el amor con el fin de amordazar a una mujer, triunfar sobre ella o humillaría. Y así, la azotaina por si misma. Como el amor, viene antes que todo lo demás, y después pierde todo su sentido. No podría sujetarse a un movimiento de humor. Depende de un sentimiento, y no de un resentimiento. Sin embargo, aquí sólo he tratado de obligaciones morales.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.